Deyna Castellanos (@deynac18) tiene una personalidad particularmente arrolladora, curiosa en una jovencita de 15 años de edad. Algo que se forjó en las canchas de Maracay, donde la oriunda de la Ciudad Jardín comenzó a jugar al fútbol desde que era una niña.
“Desde que era muy pequeña comencé a jugar fútbol”, confesó la mediocampista de la selección nacional Sub 17 femenina, que logró el campeonato Suramericano de la categoría hace justamente una semana.
Deyna jugaba en una escuela de fútbol en la capital del Estado Aragua, donde se destacó tanto que terminó siendo la capitana de una de las selecciones estadales de menores de 15 años.
“Siempre estaré agradecida con el profesor Jorge Riera. Él fue quien me dio la oportunidad de jugar contra otros niños”, confesó.
No obstante, fue su hermano Álvaro Castellanos, quien sembró la semilla del fútbol en la vida de Deyna. “Realmente, comencé a jugar fue en buena medida por imitarlo a él. ¿Sabes? Esas cosas de hermanos menores, que siempre terminan imitando a su hermano mayor. Siempre lo sigo. Él es mi ídolo”, comentó.
“Para los dos el fútbol es una pasión”, agregó Castellanos. “Para nosotros el fútbol es alegría. Algo muy grande. Felicidad. Algo muy bonito que traemos en la familia, y más ahora que hay una mundialista. Él siempre quiso jugar en selección, y el mundo da muchas vueltas, como el balón. Espero que estén orgullosos”, expresó la aragüeña.
Torneo de ensueño
Castellanos tuvo tiempo para repasar etapa por etapa los momentos más importantes del primer título suramericano de Venezuela a nivel de selecciones de fútbol.
El empate contra Brasil marcó una primera sensación de que podían lograr algo importante. “Empezamos ganándole a Brasil, pero ellos terminaron empatándonos ese partido. Las arbitras estaban en contra de nosotros, pero eso no impidió que sumáramos ahí”, destacó.
Al pasar de ronda y sentirse cerca del Mundial, el grupo no tuvo ansiedad, según Castellanos. “Siempre tuvimos la mente clara en que nuestro objetivo era ir a Costa Rica. Cuando logramos ese objetivo, después decidimos que podíamos ir más allá de lo que esperado al principio, y ganar el torneo”.
“El partido por el titulo no era nuestro objetivo inicial”, argumentó la volante. “Queríamos ir al Mundial, pero cuando se nos dio la posibilidad y vimos que teníamos mejor equipo que Paraguay, se nos olvidó todo. Dolores, carga física, todo. Esa fue la motivación para ganar el torneo. Vivimos el torneo perfecto”, remató la campeona suramericana.
El exterior espera
A Deyna Castellanos le llegó el éxito temprano. Y lo está manejando con tranquilidad. Al llegar a Venezuela, ya varias de las chicas habían sido contactadas para jugar en el exterior. La volante fue una de ellas, buscada desde Chile, por uno de los equipos más organizados en el balompié femenino austral, Colo Colo.
Aunque está latente ese ofrecimiento, y la posibilidad de ir a prepararse a Estados Unidos si la Federación Venezolana de Fútbol consigue becas para estudiar en Estados Unidos, Castellanos desea que su triunfo ayude a mejorar el fútbol femenino en el país.
“Esperemos que se nos den más canchas, y todo el apoyo que sea posible. No hay el mismo nivel de apoyo comparado con el fútbol masculino. Ojalá y con lo que hicimos las cosas cambien un poco”, precisó.