UNA lectura simple, sesgada y reduccionista de la realidad nos puede dirigir la mirada a cuestiones tan manidas en los mass media como la violencia en los estadios de fútbol, la inversión económica desorbitada (con parte de dinero público) que supone el fútbol profesional, la conducta superficial de ciertos futbolistas denominados como "jóvenes ricos", etc.
Decía, que se nos puede dirigir la mirada a estas cuestiones, sin duda disfuncionales y negativas, mientras que corremos el riesgo de perdernos situaciones, momentos y escenas del mundo del fútbol generadoras de emociones y sentimientos positivos en las personas que las sepan observar y, por ende, en la sociedad.
Para explicar esta cuestión, me ceñiré al contexto del fútbol profesionalizado y para ello utilizaré herramientas de carácter científico como son las investigaciones que se han llevado a cabo desde la psicología positiva en el ámbito de las emociones y sentimientos positivos (Fredrickson, B., 2009).
Así, resulta evidente observar la expresión de alegría y bienestar psicológico de cualquier seguidor/a de un equipo de fútbol cuando su equipo vence el partido que acaba de disputar. Expresiones verbales del tipo: "¡qué gozada!", "¡Qué contenta me voy del estadio!"… suelen ser habituales si tu equipo de fútbol ha ganado. Recordemos que en algunos seguidores, pueden llegar a ser expresiones de emociones positivas, como la alegría, que difícilmente vuelvan a repetirse en su vida cotidiana.
También encontramos señales de gratitud como cuando la mayoría de las personas presentes en el estadio de Cornellà (Estadio del Espanyol), aplaudieron de pie a Andrés Iniesta (jugador del F.C. Barcelona) por el gesto que tuvo este último al homenajear a su amigo fallecido Dani Jarque cuando metió el gol victorioso en la final del Mundial de fútbol en Sudáfrica.
Por otro lado, como profesor universitario, observo que el interés que genera el fútbol en alguno de mis estudiantes les hace dominar e interesarse por nociones de geografía política que de otra manera no las tendrían. Por ejemplo, pueden conocer e interesarse por ciudades ucranianas, polacas o rusas, gracias a sus equipos de fútbol que juegan en competiciones europeas.
El divertimento es otra emoción positiva que puede generar el fenómeno del fútbol, tanto si se realiza un plan con varios amigos para ver un partido de fútbol por la TV en una casa o en un bar, como el mero hecho de ir al estadio a ver un partido de fútbol. Ambas actividades suponen una conducta en la que el divertimento es probable que se de en bastantes participantes.
Otro sentimiento positivo presente en el fútbol, prácticamente en cada partido, es el de la esperanza. La esperanza, por definición, necesita una adversidad para que exista. Esta adversidad puede ser el hecho de ir perdiendo un partido de fútbol.
Ante esta situación, se puede observar qué jugador, qué entrenador, qué aficionado… es esperanzado o no. Quien aun temiendo lo peor (la derrota) espera lo mejor (la victoria) estará alimentando la habilidad cognitivo-afectiva denominada como esperanza.
Por último, me gustaría hablar del embeleso o admiración estética que puede resultar cuando se observa una jugada grupal o un gol estéticamente bello. Recuerdo, sin ir más lejos, aquel chut desde su campo de Iñigo Martinez en el Benito Villamarín, cómo bajó el balón, cómo pego en el larguero y entro dentro... era el tiempo de descuento y la Real ganó ese partido (2-3). Lo que surgió unos milisegundos después en los sistemas nerviosos y las mentes de los seguidores de la Real Sociedad, fue un tipo de éxtasis, socialmente aceptado, que se da en las personas que habitan nuestra sociedad posmoderna y que simpatizan con el fenómeno del fútbol.
Podría seguir, ad infinitum, ofreciendo ejemplos conductuales en los que el fenómeno del fútbol es la fuente de la cual surgen emociones y sentimientos positivos variados y frecuentes.
Me conformo con tal que nos demos cuenta que sería beneficioso para todos, si aprendiésemos a detectar y apreciar, cómo el mero hecho de generar estas emociones positivas nos puede hacer crecer como personas y como comunidad.
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