Ya lo decía Dante Panzeri: “El fútbol fue un juego que resultaba buen negocio. Hoy es el negocio de un mal juego”. Con un agravante que ya empieza a sentirse en materia de ingresos. Un histórico recurso de los clubes, el más genuino de todos, está en pronunciado declive: la venta de jugadores al exterior bajó, según un especialista consultado por Página/12. “Está todo muy complicado, las transferencias a Europa cayeron entre un 70 y un 80 por ciento. Ahora los clubes de allá se fijan más en los jugadores africanos, que son más baratos, más dóciles y aceptan pasar por períodos de prueba”, dice Guillermo Tofoni, agente de partidos FIFA y con varios años de experiencia en el mercado.
Dos campeonatos que el fútbol argentino todavía no pudo ganar empeoran más la situación: los de la violencia y la corrupción. Dos azotes que van unidos y que los dirigentes son incapaces de resolver. Ni con más dinero (por el Fútbol para Todos recibieron algo más de 2000 millones de pesos en tres años) pueden timonear sus tesorerías. El problema es, por ahora, como una larva molesta que sacude las economías peor administradas o más modestas. Pero la criatura en que amenaza convertirse todavía no asomó por las alcantarillas del fútbol. Lo peor podría estar por venir.
En la AFA tienen registro de lo que está pasando. “Independiente y San Lorenzo viven una situación muy difícil. Otros, como Huracán, siguen igual de mal, y hay clubes como Central y Newell’s, que se enderezaron bastante”, cuenta otra fuente con acceso a los estados contables de muchas instituciones. Boca, acaso el club con más recursos para sostenerse, admite que atraviesa dificultades. Según su vicepresidente primero, Oscar Moscariello, “hasta fin de año vamos a estar bien, venimos haciendo un esfuerzo muy grande para juntar plata que no sea por la venta de futbolistas”. Un ejemplo: fue masiva la conscripción de socios adherentes a los que se cautivó con una serie de descuentos y que deberán esperar un tiempo más para gozar derechos plenos.
Guillermo Tofoni, quien también es socio de la AFA en la organización de partidos internacionales, le recomendó a Marcelo Tinelli, el vicepresidente primero de San Lorenzo, que salga a vender jugadores en Europa con una gira armada y para que los eventuales compradores puedan ver de cerca la materia prima. “Si no vas, no vienen”, comenta el empresario. Carlos Abdo, el ex presidente, dejó la tesorería con una deuda cercana a los 200 millones de pesos. La duplicó en un año y medio después de ganar las elecciones en diciembre de 2010.
En River se oculta hasta hoy la herencia que dejó José María Aguilar. Daniel Passarella no habla, no comunica sus decisiones y cada tanto lo hace el vice primero, Diego Turnes, quien se defiende atacando. Lo hizo cuando concurrió a disertar a la Universidad de Palermo hace un par de meses y comparó a River con Boca en el rubro ventas: “Tomamos la decisión de vender a Ocampos porque lo compramos cuando tenía 15 años en 300 mil dólares y lo vendimos en 8 millones por el 50 por ciento del pase. Mientras Boca vendió a Mouche por 3 millones...”, dijo aquella vez ufanándose de la transferencia del juvenil al club Mónaco.
Moscariello acepta que “Boca tiene un déficit operativo que en el peor momento rondaba los siete millones de dólares anuales. Nosotros conseguimos bajarlo algo, pero es un problema financiero a solucionar”. El club cedió porcentajes de los pases de Pablo Mouche y Juan Manuel Insaurralde. El delantero pasó al Kayserispor de Turquía por 3,5 millones de euros por el 70 por ciento del pase y el defensor al Spartak Moscú por cuatro millones a cambio del 75 por ciento de sus derechos federativos. Por eso, el dirigente dice: “Ya no se vende como antes a clubes de las ligas más importantes de Europa. Ahora hay que buscar colocar jugadores en Rusia, Turquía, los Emiratos”.
En efecto, Michel Platini, el presidente de la UEFA, hace tiempo que viene anunciando una implosión del fútbol europeo si no se fijan topes a los salarios de las grandes estrellas. En España arrancó esta temporada con clubes endeudados con el fisco por cerca de 750 millones de euros –sólo el Atlético Madrid debía 215 millones–, lo que disparó en su momento críticas dentro y fuera de una nación que hoy se paralizará con el clásico entre el Barcelona y Real Madrid. Por ejemplo, Uli Hoeness, presidente del Bayern Munich, hizo una comparación escatológica entre la política de salvataje financiero de Alemania a España y los clubes de este último país: “Para mí es el colmo, es impensable. Pagamos cientos de millones de euros para que salgan de la mierda y luego los clubes se eximen de pagar las deudas. Esto no puede ser así”. Otro alemán, Karl-Heinz Rummenigge, líder de la Asociación Europea de Clubes, recomendó: “los clubes endeudados deben mirar las propias economías y ser racionales”. Por acá, en cambio, nadie dice nada. La AFA mira para otro lado.
Un dato nuevo se agregó el viernes último para explicar en detalle la dimensión de esta crisis. Más de 107.000 europeos buscan trabajo en América latina tras la crisis económica. Se instalaron especialmente en Brasil, Argentina, Venezuela y México. En cualquier momento, comenzamos a ver futbolistas del Viejo Continente en estas tierras. La información se basa en un estudio publicado por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) que financió la Unión Europea.
Este presente calamitoso hace pensar que se cierra una puerta importante para los clubes argentinos. Les resultará muy complicado vender futbolistas en un mercado agrietado por una crisis que castiga sobre todo a países como España, Grecia o Italia. Acumulan deudas con la AFIP, la AFA, las empresas de servicios públicos, los bancos, sus ex futbolistas y la lista sigue. El gobierno nacional está obligado a monitorear la economía de estos clubes en franco declive. Con el agravante de que, desde hace poco más de tres años y cuando se creó Fútbol para Todos, reciben mucho más dinero por el único ingreso de peso que conservan: los derechos televisivos que les paga el propio Estado.
No alcanza con bloquearle el CUIT a casi un centenar y medio de agentes de jugadores que intermedian en un mercado donde no abundan las operaciones directas, de club a club. Con medidas como ésa puede que haya avances para impedir triangulaciones con los pases. Pero no se generan efectos concretos sobre los dirigentes incumplidores. Los más importantes están en la AFA y se obligaron a respetar una resolución administrativa –la 1348/2011– que firmó Aníbal Fernández, el senador nacional y presidente de Quilmes horas antes de abandonar la Jefatura de Gabinete, a fines del año pasado. Dice que “la AFA reitera su compromiso de hacer cumplir las reglamentaciones vigentes, en especial las previstas en el artículo 6º del Estatuto de la AFA, a los fines de transparentar la administración y facilitar su control institucional”.
Hace un par de semanas quebró Chacarita y la noticia pasó casi inadvertida. Su presidente, Héctor López, y un puñado de colaboradores reaccionaron a tiempo y cerraron un acuerdo con algunos acreedores. Pero los pedidos de quiebra siguen cayendo en la sede, como el más reciente, que asciende a casi 500 mil dólares. Una fortuna incalculable tratándose de una institución que juega en el tercer torneo de nuestro fútbol. Hay clubes más allá de la avenida General Paz. O de Boca y River.
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