LONDRES, Reino Unido, oct. 5, 2012.-Durante los olímpicos de Londres 2012, los atletas británicos de piel oscura o hijos de inmigrantes ganaron una tercera parte de las medallas del equipo "Team GB".
Entre ellos: el doble campeón olímpico, Mo Farah, quien es refugiado de Somalia, o la campeona en heptatlón Jessica Ennis, cuyo padre proviene de Jamaica.
Pero incluso después de estos impresionantes logros olímpicos, el problema del racismo sigue vivo en el mundo deportivo del Reino Unido. Y es particularmente agudo en el rey de los deportes: el futbol inglés.
Un nuevo reporte, preparado por el influyente comité especial del Parlamento británico analizó hasta donde ha mejorado o empeorado la situación del racismo en el futbol inglés en los últimos 40 años.
Los investigadores no se concentraron solamente en los casos más conocidos, como las declaraciones racistas del jugador de Liverpool Luis Suárez, o del ex capitán de la selección nacional de Inglaterra, el jugador estrella del Chelsea John Terry, quien tuvo que pagar casi medio millón de dólares como multa por sus abusos racistas hacia otro jugador de piel negra.
Los parlamentarios analizaron también la prevalencia del racismo en ligas menores, donde muchos jugadores son semi profesionales.
Incidentes como el grabado en un partido amateur, ocurren casi diariamente: el árbitro reaccionó solo con una leve advertencia verbal al jugador, quien gritaba abusos racistas contra su rival de origen afrocaribeño.
"Es cierto que la gente está tratando de combatir el racismo, y sí hay algunas mejoras, pero siempre habrá una o dos personas haciéndote comentarios racistas. Así es. Desafortunadamente, el mundo es así", dijo Jordan Lartey, víctima de abusos racistas y futbolista amateur.
No hay duda que se han conseguido mejoras desde los días oscuros de los 70's, cuando cada fin de semana los aficionados ingleses gritaban insultos homófobos y racistas en los estadios.
Pero el racismo sigue "siendo significativo", tanto del público hacia los jugadores, como entre los mismos futbolistas, concluyeron los investigadores independientes.
"Hubo cierto progreso, pero los retos siguen. Es importante que sigamos trabajando tanto colectivamente como individualmente. Es importante el liderazgo en la cúpula y también la educación, además de la aplicación de la política de 'cero tolerancia'", dijo Paul Elliot, ex futbolista, jefe del grupo antiracismo "Kick it Out".
La policía británica ya ha mostrado cómo intenta aplicarla en la práctica: hace unos meses, el aficionado racista, Peter Copeland, recibió una sentencia de 4 meses de cárcel, por dirigir sus abusos racistas contra jugadores de piel oscura.
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