En Indonesia se juegan los partidos más impresionantes. Un coco encendido hace de balón y los adolescentes no dudan en pisarlo para mostrar su habilidad.
En total, de cuatro a cinco cocos quedan inutilizables en cada encuentro. La preparación de los “balones” lleva su tiempo, ya que los dejan embebidos en combustible durante dos días antes de encenderlos y llevarlos al centro del campo de juego.
Entonces empiezan a correr impulsados por los pies descalzos de los jugadores, casi todos en edad adolescente. El suelo se va poblando de líneas y manchas negras a medida que el fuego recorre sus rincones.
Según fuentes del Daily Mail, el juego es muy popular entre los musulmanes del este de Java. Los equipos se componen de cinco jugadores y se lo relaciona con un arte marcial tradicional llamado pencak silat.
“Usamos una pelota encendida para probar el valor de nuestros estudiantes”, dice Ali Akhyar, uno de los organizadores de los encuentros. Las fotos que acompañan esta nota son de un juego disputado en Lirboyo, Kediri, realizado tras una sesión de plegarias en las que se pide que los jóvenes “no sufran quemaduras”.
“También cubrimos sus cuerpos con una mezcla de hierbas para prevenir las quemaduras”, aclara Akhyar, aunque no deja de ser impresionante la manera en que los jóvenes manejan el coco con fuego: no solo lo golpean, sino que utilizan todo tipo de habilidades, haciendo malabares y pisando el balón encendido como si fuera uno estándar.
“Es muy diferente a jugar un partido normal. Prender fuego la pelota lo hace mucho más divertido”, expresa uno de los jugadores. Eso sí, en estos encuentros, no hay arquero.
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